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Nació en Puebla y ha vivido en la Ciudad de México desde niña. En su infancia jugaba con una cámara imaginaria que solo existía en su cabeza, este sueño se quedó siempre dentro de ella y no fue hasta el año de 1993 que decidió incorporarse a una formación dentro de la imagen fotográfica en la Escuela Activa de Fotografía.
En los últimos años el autorretrato se convirtió en uno de sus mayores retos para trabajar y disfrutar, no solo de manera autoral personal; sino también de forma visual.
Gladiola considera fundamental trabajar con las emociones para poder transmitir y lograr discursos más profundos. Su pasión por la imagen la hace sentirse privilegiada y no ver la fotografía como un trabajo sino como una forma de vida.
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